DOCE
DELANTEROS MÁS
Concluye
esta serie con doce delanteros más. Breves consideraciones previas: a) no todos
los examinados son arietes; en la ortodoxia del 4-3-3 que a alguno de ellos les
tocó vivir, los extremos también eran considerados como delanteros. Es por eso
que se incluyen aquí a Pedraza y Rubio; b) también se encajan algunos atacantes
que es ineludible recordar, pero más bien por su escasa aportación que por sus
triunfos (Rodax y, sobre todo, Valencia); c) y, finalmente, también repasamos a
alguno que no dejó muy grata memoria en su despedida; pero, nobleza obliga, y
lo cortés no quita lo valiente, dejaron muchas tardes y noches de muy agradable
recuerdo (Hugo Sánchez y Agüero).
1.- BECERRA.
Heraldo Becerra Nunes nació en Sao Jerónimo (Brasil) el día 21 de abril de
1946. Es uno de los que llegó a la Liga española como “oriundo” (era hijo de un
español nacido en la asturiana localidad de Trubia). De toda la vida de Dios,
cuando jugaba y con posterioridad, su apellido se escribía con “c”. Pero, ante
mi sorpresa, existen bastantes de las fuentes consultadas que lo escriben con
la letra “z” (Bezerra), lo cual no debe ser muy verosímil si es hijo de
español.
Apenas jugó en su país natal en el Cruzeiro. Enseguida se trasladó a la
Liga argentina, donde destacó poderosamente en sus tres campañas con el
Newell´s Old Boys. De ahí fue fichado por el Aleti en la temporada 71-72. Es
por ello el frecuente error de considerarlo como argentino. Llegado en una de
las épocas más dulces del club, supo colaborar con sus increíbles rapidez y
verticalidad. Sin embargo, no era excesivamente goleador. En sus primeros años,
su larga melena le costó más de un rifirrafe con alguno de sus estrictos
entrenadores. Con Ayala y Gárate conformó la mítica línea delantera conocida
como de “los tres puñales”.
Permaneció seis ejercicios, hasta el 76-77, en los que jugó muy
desigualmente. Mucho en los cuatro primeros y muy poco en los dos últimos. En
total, 138 encuentros oficiales, distribuidos en 102 de Liga (20, 30, 28, 20, 1
y 3), 19 de Copa del Rey, 16 de diferentes competiciones europeas y 1 de la
Copa Intercontinental (jugó la ida en Argentina, sustituyendo a Alberto en el
descanso). Con el Aleti consiguió, además de este título, las Ligas 72-73 y
76-77 (aunque en esta última en realidad abandonó el club a comienzos de la
competición; y además, a título póstumo, como luego se dirá), y las Copas de
los años 71-72 y 75-76 (pese a que en la primera de ellas no disputara partido
alguno durante el torneo; en la segunda sí participó en la final, siendo
sustituido por Aguilar). También jugó los dos partidos de la final de la Copa
de Europa frente al Bayern de Munich en 1974, en el primero reemplazando a
Ufarte (a él le hicieron la falta que transformó Luis) y en el de desempate de
titular.
En
todos ellos anotó 26 goles oficiales, 16 de Liga (1, 6, 7, 2, 0 y 0), 6 de Copa
y 4 en Europa.
Al
tener también nacionalidad española, pudo defender la roja casaca de la
selección española. Un único partido, amistoso frente a Turquía en Estambul, el
17 de octubre de 1973, con resultado de empate a cero.
Trasladado de nuevo a Argentina, a Boca Juniors, falleció en accidente
de tráfico al poco de retornar, el día 14 de marzo de 1977.
2.- LEIVINHA.
Joao Leiva Campos Filho, Leivinha, nació en Novo Horizonte, Sao Paulo, Brasil,
el día 11 de septiembre de 1949. Su abuelo era español. Las peripecias de su
fichaje por el Aleti al Palmeiras brasileño a comienzos del curso 75-76 ya
quedaron recogidas en el capítulo dedicado a Luiz Pereira, con el que llegó de
la mano. También reseñé allí la euforia que la llegada de dos astros mundiales
de su categoría proporcionó a la hinchada colchonera en general y a mí en
particular.
El
debut de ambos se produjo el mismo día, el 28 de septiembre de 1975, en la
cuarta jornada de la Liga 75-76, frente al Salamanca. Incontestable victoria
por cuatro goles a uno, el primero de Ayala de penalti y los otros tres de
Leivinha, el segundo de los cuales pasó a la historia por lo inverosímil del
ángulo de disparo. Ese día del debut, así como en general su primera temporada,
el delantero rubio conectó más con la grada que el defensa negro.
Indudablemente en ese primer año estuvo sensacional.
Pero
el que llegara siempre pasado de peso en las pretemporadas, le costara por
consiguiente coger la forma y, sobre todo, la plaga de las lesiones, hicieron
que en las tres siguientes campañas solamente se pudiera disfrutar de sus
habilidades en pequeñas dosis. Ello provocó que en el imaginario colectivo
popular rojiblanco se viera sobrepasado por su compañero de llegada.
Elegante, duro disparo, excelente cabeceador, listo, avispado, valiente
y decidido. Su carisma y popularidad le hicieron el favorito de muchos tiernos
infantes de la época. Difundió en España el regate de la “bicicleta”, por
entonces pocas veces vislumbrado por aquí. Se mantuvo en nómina rojiblanca
cuatro campañas, desde la 75-76 hasta la 78-79, en las que participó en 93
encuentros oficiales, 82 de Liga (31, 15, 18 y 18), 6 de Copa del Rey y 5
europeos (3 de la Recopa y 2 de Copa de Europa). En todos ellos anotó 43 goles,
40 en Liga (19, 8, 6 y 7), 2 en Copa y 1 en Recopa.
En
esos cuatro años le dio tiempo a ganar dos títulos con el Aleti, la Copa 75-76
(aunque como extranjero no la pudo jugar) y la Liga 76-77.
Internacional con Brasil en 21 ocasiones, con la que anotó 7 goles.
Participó en el Mundial de Alemania 74.
3.- RUBÉN
CANO. Rubén Andrés Cano Martínez nació en San Rafael (Argentina) el día 5 de
febrero de 1961. Apodado “El Galgo” en su país natal y “El Pescador” en España,
mote impuesto por el entonces popular locutor radiofónico Héctor del Mar. Sus
padres eran españoles, y como tal fue inscrito nada más nacer en el Consulado
español de Mendoza.
Tras
apenas despuntar en Argentina en equipos de poca trascendencia como San Rafael
o Atlanta arribó a España para enrolarse en las filas del Elche. Dos temporadas
de excelente rendimiento le valieron para ser contratado por el Aleti, en la
76-77, justo a tiempo de sustituir como delantero centro a un Gárate al que el
maldito hongo tan sólo le permitiría participar durante ese año en un partido
de Liga. Seis temporadas de rojiblanco, hasta la 81-82.
Un
poco tosco y desgarbado, supo ganar a la grada colchonera con su constante afán
de superación, su entrega sin límite, su constante batallar y, sobre todo, su
intuición cara al gol. Era el típico atacante que metía infinidad de goles de
área pequeña, tras rebotes y aglomeraciones. En total, marcó de rojiblanco 97
goles oficiales, repartidos en 81 de Liga (20, 21, 19, 11, 9 y 1), 8 en Copa
del Rey y 8 en las tres competiciones europeas de la época. Para ello debió
alinearse en 203 partidos, divididos en 167 de Liga (32, 33, 34, 28, 28 y 12),
y 18 tanto de Copa como en Europa.
Internacional con España. Debutó el día 16 de abril de 1977 (el mismo
que Leal), con derrota en Bucarest frente a Rumania por un gol a cero, autogol
de Benito, en partido clasificatorio para el Mundial de Argentina 78, a cuya
fase final efectivamente acudiría. Fue doce veces internacional, marcando
cuatro goles (amistoso frente a Suiza, frente a Rumania la vuelta, en el
Calderón, el mítico frente a Yugoslavia, y otro frente a Chipre en Salamanca,
pese a los reproches del público).
Ganó
la Liga de su primer año, 76-77. Tras irse del Aleti, permaneció tres años en
el Tenerife y dos más en el Rayo Vallecano.
4.-
RUBIO. Juan José Rubio Jiménez nació en Madrid el día 28 de agosto de 1956.
Producto genuino de la cantera rojiblanca, en la que atravesó todas las
categorías desde infantiles, debutó con el primer equipo episódicamente,
participando en un único encuentro de la temporada 76-77, el de la ida de los
octavos de final contra el Sevilla en el Sánchez Pizjuán, sustituyendo a Leal y
jugando veintiún minutos.
Desde
la siguiente, 77-78, se asienta definitivamente en la primera plantilla durante
diez más, hasta la 86-87. Disputó 333 partidos oficiales. De ellos, 248 de Liga
(20, 31, 32, 33, 20, 30, 28, 15, 29 y 10), 46 de Copa, 14 de las tres
competiciones europeas, 24 de Copa de la Liga y 1 de Supercopa de España. En
materia goleadora, 49 aciertos, desglosados en 30 de Liga (3, 3, 2, 8, 2, 5, 4,
0, 1 y 2), 12 de Copa, 1 en Recopa (vuelta semifinales, en Europa, contra el
Bayer Uerdingen) y 6 en Copa de la Liga. Entre sus goles más recordados se
encuentra el segundo de los dos (el primero fue de Rubén Cano) que ese día hizo
el Aleti en el Bernabéu, en la eliminatoria contra el Real Madrid, copa 78-79,
que significaba el definitivo empate a dos. Fue el día en el que Guruceta anuló
dos goles legales a los colchoneros y nos eliminó. Batió a García Remón con un
elevado disparo desde la mismísima línea de fondo.
Campeón de Copa en 1985, donde fue titular, y de la Supercopa de España
de ese mismo año. Dado su único partido de la 76-77, forzando la estadística,
también se le puede incluir en su palmarés la Liga de ese año. También jugó (y
anotó un gol) la perdida final de Copa de 1987 frente a la Real Sociedad.
Los
números revelan nítidamente que no era especialmente goleador. Era el típico
jugador de banda, en su caso izquierda, hábil, escurridizo, veloz y habilidoso.
Llevaba siempre el cuero pegado a la bota lo que, unido a su menuda complexión
física, provocaba numerosas faltas (pese a que las malas lenguas blancas
hablasen de piscinazos, o algo así).
Una
sola vez internacional. Curiosamente, en el Vicente Calderón, en amistoso
frente a Francia disputado el día 18 de febrero de 1981. Se venció por un gol a
cero, anotado de penalti por Juanito, cometido sobre Rubio.
Tras
dejar el Aleti, jugó dos años más con el Sabadell (el primero en Primera
División y el segundo en Segunda).
5.-
PEDRAZA. Juan Carlos Gómez Pedraza nació en Madrid el día 1 de septiembre de
1959. Otro producto genuino de la cantera atlética, donde fue subiendo
escalones en forma paulatina.
Estrella del mítico Atlético Madrileño que a principios de los ochenta
maravilló a sus espectadores, en unión de otros ilustres del equipo como Julio
Prieto, Pedro Pablo, Juanín, Prado, Víctor o Mínguez. Pedraza era siempre
llamativo por su derroche físico ilimitado.
Tras
disputar un aislado encuentro de Copa de eliminatoria temprana en la campaña
79-80 y seis al final de la Liga en la 80-81, casi todos ante la falta de
efectivos tras el “Margüendazo”, fue cedido un año al Racing de Santander. Y su
regreso, 82-83, coincidió con indudablemente su mejor temporada. Mejor dicho,
su mejor media temporada. Desde su posición de extremo derecho, desbordaba una
y otra vez a los adversarios y creaba peligro en forma continuada. Llegó a un
nivel excelso que le llevó a la selección. Disputó los dos primeros partidos de
la era Miguel Muñoz (post-Mundial 82), en Málaga ante Islandia (donde anotó el
solitario gol de la victoria por uno a cero, desplegando una más de sus
entonces portentosas exhibiciones individuales) y en Dublín ante Eire, con
empate a tres. Pero, inexplicablemente, sufrió a mitad de temporada un
misterioso bajón. Ya no se iba con tanta facilidad ni creaba tanto peligro.
Jamás se volvió a recuperar el nivel de ese Pedraza sublime. Pero todos
aquellos que pudimos verlo y disfrutarlo lo guardamos en un rincón de la
memoria como oro en paño.
Culminó esa su temporada mágica con 32 partidos de Liga y dos goles.
Durante las tres siguientes, sumó en cuanto a partidos 28, 13 y 7, y en cuanto
a goles 7, 1 y 0. El indudable descenso de rendimiento que revelan estos
números motivó su cesión en la temporada 86-87 al Cádiz. Retornó a la
siguiente, 87-88, para sumar tan solo cuatro partidos más de Liga y dos de
Copa. Luego volvió al Racing de Santander, en Segunda División, durante dos
años más.
En
total, 121 partidos oficiales. 90 de Liga, 14 de Copa, 5 en Europa, entre Copa
de la U.E.F.A. y Recopa y 12 de Copa de la Liga. En ellos, 14 goles, 10 de
Liga, 1 en U.E.F.A y 3 en Copa de la Liga. En su palmarés, los dos títulos del
equipo en la década de los ochenta (más concretamente, del 85, Copa y
Supercopa).
6.-
HUGO SÁNCHEZ. Hugo Sánchez Márquez nació en la capital de México, México, D.F.,
el día 11 de julio de 1958. Desde muy joven (se le conocía como “Niño de oro”)
destacó poderosamente en la Liga mexicana, en el Pumas UNAM.
El
Atlético de Madrid confió en él para su integración en Europa, en la temporada
81-82. Y ésta no fue especialmente fácil. Todo lo contrario. Su primera
temporada atlética no es especialmente memorable. Las dificultades de
adaptación y el jugar pegado a la banda izquierda no contribuían a su eclosión
como goleador. En noviembre, con motivo de un viaje a México, los dirigentes
del club estuvieron a punto de pedirle que no volviera. A partir de la
primavera, ya ubicado de delantero centro, sí que convirtió goles importantes y
se ganó su continuidad en el equipo para los años siguientes.
Su
trayectoria atlética muestra claramente una progresión constante. Tras ese
primer año dubitativo, se va consolidando progresivamente a partir del
siguiente, acompañado en las bandas por Pedraza y Rubio. Su letal remate se fue
perfeccionando en esos años. Sobre todo con su pierna izquierda. No era
especialmente cabeceador, pero su valentía le llevó a anotar muchos goles de
cabeza. Tiraba faltas y penaltis. De sus nombradas chilenas (o huguinas, como a
él inmodestamente le gustaba llamarlas) solo pudimos disfrutar en una ocasión.
De
nuevo los números son claramente ilustrativos. En sus cuatro temporadas, desde
la 81-82 hasta la 84-85 disputó de rojiblanco 162 partidos oficiales,
repartidos en 111 de Liga (20, 31, 27 y 33), 19 de Copa del Rey, 6 de Copa de
la U.E.F.A. (eran los años en los que caíamos indefectiblemente en primera
ronda, ante Boavista, Groningen o Sion) y 26 de la extinta Copa de la Liga. Su
aportación goleadora se cifra en 54 goles ligueros (8, 15, 12 y 19; fue
pichichi nacional en esa última Liga), 13 en Copa, 1 en Copa de la U.E.F.A. y
14 en Copa de la Liga.
Durante su último año sus pertinaces loas y alabanzas al Real Madrid
pusieron la mosca detrás de la oreja a más de un aficionado. Ya tenía decidido
trasladarse de acera y estaba preparando el terreno, traicionando la confianza
en él depositada por la hinchada. En años posteriores decía guardar buen
recuerdo de nuestro equipo, como un mero trampolín que le facilitó la llegada a
Europa. Ha sido uno de los pocos en la historia colchonera a los que el virus
rojiblanco no les ha hecho demasiado efecto. Su “traición” le borró de muchas
memorias atléticas.
En su
único título oficial, la Copa del Rey 84-85, ganada en el Bernabéu el día
treinta de junio de mil novecientos ochenta y cinco frente al Athletic de
Bilbao por dos a uno, hay que reconocer que su aportación, tanto durante el
torneo como en la mismísima final, fue decisiva. Anotó los dos goles del equipo,
ese día todo de rojo, el primero de penalti y el segundo con la derecha tras
excelente pase retrasado de Landáburu.
Internacional con México en 58 ocasiones, anotando 29 goles, participó
en las fases finales de los Mundiales de Argentina 78, México 86 y Estados
Unidos 94.
7.-
DA SILVA. Jorge Orosmán “Polilla” Da Silva Echeverrito nació en la capital
uruguaya, Montevideo, el día 11 de diciembre de 1961. Tras sobresalir en su
país natal con el Defensor y tres años ya en España, en el Valladolid, recaló
al Aleti en la temporada 85-86, precisamente para suplir la baja del mexicano
Hugo Sánchez, tras su despedida hacia la acera de enfrente.
Con
los colores rojiblancos disputó dos ejercicios, 85-86 y 86-87, en los que
ofreció un aceptable rendimiento, pero sin llegar a alcanzar las cotas de
excelencia que se le presuponían. Participó en 80 encuentros oficiales, 58 de
Liga (30 y 28), 9 de Copa (4 y 5), 11 en Europa (8 de la Recopa el primer año y
3 de la Copa de la U.E.F.A. en el segundo) y, finalmente, dos de la Supercopa
de España 85-86. Su aportación goleadora total en todos ellos fue de 29 tantos,
desglosados en 21 de Liga (13 y 8), 3 de Copa (1 y 2), 4 europeos (3 y 1) y 1
en la Supercopa.
Todo
ello bajo la sabia batuta de Luis Aragonés. Comoquiera que parecía tardar en
entrar en el equipo, le dispensó un breve paso por el banquillo, tras el cual
salió con renovadas energías.
De
todos los goles anteriormente relacionados el más impactante por su belleza
suprema, y que recomiendo fervientemente a todos aquellos que jamás lo hayan
podido ver que lo busquen en la red de redes, fue el primero de la goleada por
cinco a cero (él mismo anotó dos más y los otros dos fueron de Cabrera)
frente al Valencia, en casa, en la jornada 11ª de la Liga 85-86, el día 10 de
noviembre de 1985. Una chilena espeluznante, de libro, como mandan los cánones,
marcando todos los tiempos, y alejada, desde el borde del área. Un inolvidable
deleite para los sentidos. Además, fue su único triplete goleador rojiblanco.
Consiguió como único título atlético la Supercopa de España, ante el
Barcelona. En el partido de ida anotó uno de los tres goles. También jugó, y
perdió, la final de la Recopa ante el Dinamo de Kiev. Además, tras arduas
negociaciones del club. Se hallaba ya concentrado con la selección uruguaya con
vistas al Mundial de México 86 y costó Dios y ayuda que lo liberaran.
Abandonó el Aleti y España al mismo tiempo. Continuó jugando algún año
más en Argentina, Colombia y Uruguay.
8.-
BALTAZAR. Baltazar María de Morais Junior, conocido para el mundo balompédico
con únicamente su primer nombre propio, nació en la brasileña localidad de
Goiânia el día 17 de julio de 1959. Fue el primer gran delantero adquirido en
la era Gil. En la recién estrenada Presidencia “heredó” a Julio Salinas, de la
etapa anterior. Para el siguiente ejercicio, 88-89, contrató al ariete
brasileño que, tras pasar por diferentes equipos de su país, había destacado ya
en España, en las filas del Celta, durante los tres años anteriores, tanto en
Primera como en Segunda División.
De
todos los delanteros aquí rememorados era indudablemente el más “asesino”.
También en otras palabras, el más egoísta. Público y compañeros sabíamos que
cualquier balón que tuviera en mínima predisposición concluiría con disparo a
puerta. Con la única excepción del día en que en un claro dos contra uno,
contra el portero, quiso ceder el balón a su compañero (creo que era Aguilera)
y éste, sorprendido hasta el paroxismo, no supo reaccionar a tiempo, malogrando
la clarísima ocasión.
Dos
temporadas completas bajo nómina rojiblanca. La primera (88-89), excelente. 35
goles ligueros y pichichi del torneo. Enchufaba gol tras gol, con facilidad asombrosa.
Cierto es que ayudado en grado sumo por sus compañeros. La segunda (89-90), con
Clemente en el banquillo, sufrió los rigores defensivos del técnico y menguó su
producción anotadora. También participó efímeramente en la 90-91, con unos
pocos choques al principio de la campaña, antes de ser traspasado al Oporto,
sin que pudiera incrementar en ninguno de ellos su cifra goleadora.
En
conjunto, 93 partidos oficiales. De Liga, 77 (36, 38 y 3); de Copa, 10 (8, 2 y
0); y en Europa, 6 (todos de Copa de la U.E.F.A, .a razón de dos por año, en
aquellos funestos tiempos en que caíamos vez tras vez en primera ronda; en este
caso, sucesivamente, ante Groningen, Fiorentina y Politécnica de Timisoara). En
todos ellos aportó 61 aciertos. De Liga, 53 (los 35 ya referenciados y 18); de
Copa, 6, todos en su primera temporada; y de Copa de la U.E.F.A., 2 (1 y 1).
No
consiguió título alguno con el club. Internacional en siete ocasiones. Tras
jugar en Portugal y Francia, volvió a Brasil, para concluir su trayectoria en
la liga japonesa.
9.-
RODAX. Gerhard Rodax nació en Tattendorf (Austria) el día 29 de agosto de 1965.
Antes y después de su estancia rojiblanca jugó tan solo en Austria. Bota de
Plata europea en 1990, destacado en el Mundial de Italia 90 y brillante en amistoso
previo de preparación frente a la selección española, fue objetivo personal de
Jesús Gil, que le contrató para la temporada 90-91. Y defraudó.
No
pudo adaptarse a la exigente Liga española. Fue un claro ejemplo más de que
altas cifras goleadoras en ligas menores no garantizan el éxito en otras más
exigentes.
Poseía velocidad, entrega, pundonor y un muy duro disparo. Oportunista,
como todo buen delantero. Pero con todo ello no le bastó. Carecía de las
aptitudes técnicas (en este sentido, recuerdo una veloz carrera desde el centro
del campo hasta el área, con el balón por delante de él, brincando como un
conejo, sin que en ningún momento llegara a estar controlado) y tácticas
necesarias.
En su
única temporada completa, 90-91, en la que coincidió efímeramente con Baltazar
(parte de las razones de su marcha fue la confianza en el nuevo fichaje)
disputó 30 encuentros oficiales, repartidos en 26 de Liga (con 9 goles), 2 de
Copa (con 1 tanto) y 2 de Copa de la U.E.F.A. (sin gol alguno; ¿recuerdan?, ante
la Politécnica de Timisoara). A la siguiente, 91-92, añadió un partido más de
Liga y otro de Supercopa (ida), para regresar de inmediato a su país.
Aunque dejara un regusto amargo, al menos hay que reconocerle su
predisposición positiva, su entrega, pundonor y compromiso. Se puede decir que
se partió la cara por los colores rojiblancos (literalmente; en cabezazo con
Sanchís en el Bernabéu, en los octavos de final de Copa, ida, tras haber
marcado un gol, se fracturó el pómulo).
Aunque no jugara la final, en su palmarés rojiblanco se incluye la Copa
de 1991, la de la final del Mallorca.
10.-
VALENCIA. Adolfo José “El Tren” Valencia Mosquera nació en Buenaventura
(Colombia), el día 6 de febrero de 1968. Viene a estas líneas como inolvidable
jugador del Atlético de Madrid. Pero lo de inolvidable, más que por sus
aportaciones, goles y jugadas, por todo lo contrario. Cuando se mencionan los
enormes fiascos, los grandes fichajes “a priori” que a la postre resultaron un
sonoro fracaso, es indudable que Valencia (si acaso, en dura competencia con el
“Pato” Sosa) debe figurar el primero de la lista.
Era
rápido. Buen cabeceador. Pero es que no se movía. No se desmarcaba. No
colaboraba en el juego asociativo. No corría. No luchaba. Nada de nada. La
decepción de la hinchada fue mayúscula. Y el paso del tiempo ha agigantado esa
leyenda negra.
Recuerdo que el día de su precipitado debut oficial, contratado pocas
fechas antes, en la primera jornada de la Liga 94-95, ante el Valencia, con
dolorosa derrota por dos goles (de Pirri y Caminero) a cuatro (tres de
Mijatovic y uno de Salenko), el día cuatro de septiembre de mil novecientos
noventa y cuatro, mi hermano y yo, a despecho de la reacción furibunda del
resto de la grada cercana, que anhelaba ver en el colombiano al ariete
salvador, ya anticipamos en voz alta, después de tratar de controlar
infructuosamente un sencillo balón que se le terminó escapando lastimeramente
por la banda, tras múltiples giros, requiebros, amagos y movimientos de cuerpo
descoordinados, que ese tío era un paquete.
En su
única temporada, 94-95, fichado del Bayern de Munich, probablemente por
recomendación “desinteresada” del entrenador de esa campaña, su compatriota
Maturana, disputó apenas 30 encuentros oficiales, 24 de Liga y 6 de Copa, en
los que anotó respectivamente 6 y 2 goles. Pero nos dio tiempo en ellos a ver
desplegar la “totalidad” de sus “cualidades”. Si acaso, el único partido en el
que se aproximó, siquiera mínimamente a los que nos habían prometido, fue en el
de ida de la eliminatoria de octavos de final de Copa del Rey, ante el
Barcelona en el Nou Camp, el día siete de febrero de mil novecientos noventa y
cinco. Se venció por uno, de Abelardo, a cuatro, de Simeone, Pirri y dos de
Valencia, que ese día demostró un poco más de interés y concentración.
Tras
fuertes trifulcas con un desengañado (como todos) Presidente, continuó carrera
por Colombia, Italia, Estados Unidos, Grecia, Venezuela y China. Se ve que en
todos esos diferentes emplazamientos tampoco llegaron a entender su juego. Y es
que los atléticos podemos perdonar muchas cosas, pero nunca la abulia, el
pasotismo, el desinterés y la holgazanería.
11.-
HASSELBAINK. Jerrey “Jimmy” Floyd Hasselbaink nació en Panamaribo, capital de
Surinam, el día 27 de marzo de 1972. También tenía nacionalidad inglesa y
holandesa, la camiseta naranja de cuya selección defendió.
Arribó a las huestes rojiblancas en la temporada 99-00, con la difícil
tarea de suplir a un consumado goleador como el italiano Vieri, que había
dejado profunda huella en el club. Traía el bagaje de un rendimiento mantenido
durante varios años en diferentes conjuntos de las ligas holandesa, portuguesa
e inglesa (el último de ellos, el Leeds United).
Desde
un inicio su carismática personalidad, su alegría y espontaneidad conectaron
con la afición. A diferencia de otros (ver unas pocas líneas atrás) luchaba
partido tras partido con coraje y sin desmayo. Todo ello coronado por un
extraordinario instinto goleador y un poderosísimo disparo, proveniente al
parecer de sus hiperdesarrollados glúteos (se rumorea que tuvieron que llegar a
hacerle los pantalones de juego a medida). Desde un punto de vista personal,
considero que ofrecía importantes lagunas técnicas, pero que quedaban
difuminadas por el resto de sus cualidades.
Con
uno de sus característicos trallazos inauguró su marcador personal colchonero
frente al Zaragoza, en La Romareda (lo pude disfrutar de primera mano), en la
jornada 4ª de Liga. Luego llegarían muchos más. Por lo usual celebraba muchos
de sus tantos tirándose en plancha al interior de la portería. En Copa, en
Vallecas, lo hizo gritándole el gol en la cara, a escasos centímetros, a un
policía nacional. También destacadas sus dos dianas de la jornada 10ª en el
Bernabéu que, unidas a la de José Mari, permitieron la victoria por 1 a 3
(última frente al eterno rival durante catorce años).
Su
colaboración en esa su única temporada a la causa atlética fue de 47 partidos
oficiales. De ellos, 34 de Liga, con 24 goles, 6 de Copa, con 4 aciertos, y 7
de la Copa de la U.E.F.A., con 7 tantos.
Desgraciadamente esa única campaña fue la del descenso. Y él falló en
Oviedo un penalti que muchos quisieron ver decisivo, pero que en realidad no
hacía sino rubricar un acontecimiento que había quedado anunciado tiempo atrás.
Sus lágrimas tras consumarse mostraron la identificación que había llegado a
alcanzar con los colores rojos y blancos. Se marchó, de nuevo a Inglaterra,
prometiendo retornar una vez recobrada la categoría. Pero, como todos sabemos, es
algo que nunca se llegó a verificar.
Y
12.- AGÜERO. Sergio Leonel “Kun” Agüero del Castillo nació en Quilmes, barrio
de Buenos Aires, Argentina, el día 2 de junio de 1988. Tras destacar con apenas
quince años en Independiente, el Atlético de Madrid confió ciegamente en él y
pagó un importante traspaso por un futbolista de apenas diecisiete años, en la
temporada 06-07, desconocedor aún de su potencial fuera de su país.
Con
su llegada se inició el punto de inflexión que llevó al club a ir consiguiendo
dejar paulatinamente atrás “los años oscuros” e iniciar una senda resurgente,
si bien, en algún momento posterior, quebrada.
Militó de rojiblanco cinco campañas, desde la 06-07 a la 10-11. La
primera, con la sabia batuta de Aguirre detrás, de asentamiento. Las demás, de
eclosión definitiva. En ellas participó en 234 encuentros oficiales, repartidos
en 175 de Liga (38, 37, 37, 31 y 32), 20 de Copa del Rey (4, 4, 1, 7 y 4) y 39
de diferentes competiciones europeas, tanto Copa de la U.E.F.A como Champions
League y Europa League (0, 9, 9, 16 y 5). Su aportación goleadora fue de 101
goles oficiales, 74 de Liga (6, 19, 17, 12 y 20), 7 de Copa (1, 2, 0, 1 y 3) y
20 en Europa (0, 6, 4, 6 y 4).
Ayudó
a conquistar esta última competición, en la vibrante final de Hamburgo frente
al Fulham, 12 de mayo de 2010, sirviendo el balón en el minuto 116 que Forlán,
aún no se sabe bien con que superficie, llevó a las mallas. También colaboró el
mismo año, el 27 de agosto, en la victoria de la Supercopa de Europa frente al
Inter de Milán, temporada siguiente, por dos goles a cero. Tras el primero de
Reyes, él anotó el segundo, después de un excelente servicio de Simao.
Por
supuesto, internacional argentino. Participó en el Mundial de Sudáfrica 2010.
Además, campeón del Mundo sub 20 en dos ocasiones y olímpico en Pekín 08.
Con
la elástica rojiblanca maduró y se perfeccionó, desarrollando en la dura Liga
española su potencia de piernas, habilidad, velocidad y remate. En
contraprestación, cuando él se cansó, quiso cambiar de club, incluso flirteando
con el Real Madrid. Al final, se fue a Inglaterra, al Manchester City. Muchos
aún no le han perdonado por eso. Pero, al igual que Hugo Sánchez, pese a que su
salida del club no fuera la más elegante, fue un importante delantero que
ofreció tardes de gloria al lado del Manzanares y lejos de él, por lo que es de
justicia dedicarle este breve recuerdo.
JOSÉ MIGUEL AVELLO LÓPEZ