miércoles, 14 de marzo de 2012

VOTAVA


VOTAVA.

  Llegó en la temporada 1982-83 procedente del equipo alemán del Borussia de Dortmund como un gran mediocampista que nos haría mejorar el juego y el toque del equipo, que anotaría muchos goles y que suministraría muchos más, y que llevaría siempre el peso del partido. Pero no pudo hacer nada de eso. A Votava se le dio a conocer entre la afición atlética como un jugador de esas características, similares a otros compatriotas que por aquel entonces disputaban la Liga española con equipos rivales, como Schuster (que como todo el mundo sabe, varios años después terminaría recalando en nuestro equipo) o Stielike, que sí disponían de esas cualidades. Mucha gente creía que los jugadores alemanes serían todos igual de buenos. Y es que ni siquiera era alemán de nacimiento. Votava, por el contrario, fue un extraordinario centrocampista, pero de otras señas de identidad, las de trabajar para el equipo, correr, robar balones, ocupar mucho terreno y equilibrar los sistemas. Eso lo hacía a la perfección. Posteriormente, por necesidades del equipo, llegó a jugar unos pocos partidos en el centro de la defensa, con muy buen rendimiento, y muchos más partidos (sobre todo en su última temporada) de lateral derecho. Tomás Reñones, que por aquel entonces estaba recién llegado al primer equipo desde la cantera, tuvo que jugar su primera temporada completa de lateral izquierdo, desplazado de su luego habitual posición de lateral derecho por el extraordinario rendimiento que desplegaba Votava.     
   Miroslav Votava, conocido con el sobrenombre de “Mirko”, nació en Praga, la capital de la antigua Checoslovaquia y de la actual República Checa, el día veinticinco de abril de mil novecientos cincuenta y seis. Cuando tenía apenas doce años, tuvo que vivir la “primavera de Praga” y la invasión soviética. Eso motivó que la familia se desplazara  primero a la vecina Alemania, a Nuremberg. De allí se trasladarían a Australia, donde el calor y las malas condiciones de vida les harían retornar a Alemania (entonces República Federal de Alemania o Alemania Occidental), donde se instalarían en Vitten, una pequeña ciudad próxima a Dortmund. Juntamente con su hermano, dos años mayor que él, ingresarían en los juveniles del Borussia de Dortmund, donde llegó pronto al primer equipo, a convertirse en titular indiscutible en él y a alcanzar la internacionalidad con la selección alemana, después de haber adoptado la nacionalidad de dicho país. En realidad, Votava fue pocas veces internacional, apenas cinco, en una selección que por entonces estaba provista de grandes jugadores y que llegaba indefectiblemente a final tras final. Debutó el veintiuno de noviembre de mil novecientos setenta y nueve, frente a la Unión Soviética. No participó mucho (apenas jugó en el cero a cero frente a Grecia), pero estuvo en la plantilla de la selección alemana que ganó la Eurocopa de 1980 en Italia. Su participación más destacada con la selección llegó en el Mundialito de Uruguay de 1980-81, un torneo al que se le dio por la F.I.F.A. mucha repercusión, bombo y boato, pero que no se ha vuelto a repetir (está previsto otro torneo similar para el 2030, año del centenario), y que consistió en juntar en Uruguay, del 30 de diciembre de 1980 al 10 de enero de 1981, con motivo del cincuentenario de los Mundiales a todas las hasta entonces selecciones ganadoras de la Copa del Mundo (con la excepción de Inglaterra, que no respondió a la invitación y fue suplida por la entonces subcampeona en las dos últimas ediciones, Holanda). Allí la R.F.A. perdió sus dos partidos frente a Argentina y Brasil, pero Votava jugó en ambos de titular y, dado la repercusión internacional del torneo, fue cuando alcanzó más proyección fuera de su país.
   Por eso, poco después, como ya he reseñado, a principios de la temporada 1982-83, Miroslav “Mirko” Votava llegaba al Atlético de Madrid. Los primeros meses fueron de adaptación. Cosechó muchas críticas porque su juego no respondía a las expectativas que se había creado el público atlético. Pero paulatinamente unos llegaron a comprender el tipo de jugador de que se trataba, el otro empezó a progresar en su adaptación y rendimiento, y cuando se marchó del equipo, a finales de la temporada 1984-85, después de haber jugado tres estupendas campañas, dejó un magnífico y hondo recuerdo entre los aficionados. En esos primeros meses de dificultades, recibió un gran apoyo de otro compañero de vestuario que, al igual que Votava, lucía un poblado mostacho, y que no era otro que el recientemente fallecido Juan Carlos Arteche. Le acompañaba y estaba pendiente de él en todo momento, labrando una gran amistad. Sin embargo, todo ello no impidió que, cuando Votava volvió al estadio del Manzanares con su nuevo equipo, el Werder Bremen alemán, el día 17 de septiembre de 1986, en la ida de los treintaidosavos de final de la copa de la U.E.F.A. (que se ganó por dos goles a cero, obra de Uralde y del propio Arteche; se pasó la eliminatoria en la vuelta tras perder por dos goles a uno, anotado en la prórroga por Julio Salinas después de una extraordinaria jugada de Paco Llorente), le hiciera a su amigo del alma una de sus entradas características, un tantarantán que le hizo volar varios metros sobre el nivel del suelo y mirar perplejo a las proximidades, después de su aterrizaje forzoso, deseando encontrar al camión que le había atropellado.   
   Votava fue sobre todo un jugador sumamente eficaz y regular. Es posible que no disponga en su historial rojiblanco de muchos partidos inolvidables, pero lo cierto es que en todos ellos proporcionó un rendimiento práctico y constante, sumamente útil para el equipo. Buena prueba de su constancia y regularidad es que los noventa y seis partidos de Liga que disputó con nuestros colores, anotando nueve goles, en sus tres temporadas, están proporcionalmente distribuidos en treinta y un partidos (de treinta y cuatro) la primera temporada, treinta y tres la segunda y treinta y dos la tercera. Anotó cuatro, otros cuatro y un único gol, respectivamente (recordemos que en su última temporada jugaba más alejado del área rival, en su posición de defensa). También jugó cuatro, otros cuatro (anotando dos goles) y once partidos de Copa del Rey. Esta última temporada jugó más encuentros en esta competición porque se llegó a la final, y se ganó, frente al Athletic de Bilbao en el estadio Santiago Bernabéu (una vez más, final de Copa ganada en este recinto). El partido se celebró el día treinta de junio de 1985 y se ganó por dos goles a uno, anotados ambos por Hugo Sánchez, el primero de ellos de penalti, en su último partido de rojiblanco (aunque ese día jugamos todo de rojo) y con respuesta de un único e insuficiente gol por parte del delantero, posteriormente con nosotros, Julio Salinas. Votava jugó de lateral derecho titular, fue asimismo su último partido y ganó su único título con nuestro club. Y finalmente, también disputó cuatro encuentros de copa de la U.E.F.A. (dos en la segunda temporada y otros dos en la tercera; por otra parte, todos los celebrados, dado que en ambas temporadas fuimos eliminados en primera ronda, en la 1983-84 por el Groningen holandés y a la siguiente por el Sion suizo).
   Debutó en la primera jornada de la Liga 1982-83, el día cinco de septiembre de 1982, frente al Salamanca, victoria por un gol a cero, anotado por Hugo Sánchez de penalti. Su primer gol lo obtendría el 31 de octubre de 1982, en la novena jornada, frente al Valencia (en un partido que, por cierto, tuvo lugar a las doce de la mañana; o sea, que no es novedad de esta temporada). A su gol inicial añadiría un segundo el mexicano Hugo Sánchez, y luego descontó el delantero austriaco valencianista WeIzl. Su gol posiblemente más recordado fue a la temporada siguiente, el día seis de noviembre de 1983, décima jornada de Liga, en la que tras ir perdiendo frente al Betis por 1 a 3, anotó el segundo. Luego vendrían los dos míticos goles de Arteche, en los minutos 88 y 90, este último con lesión de rodilla incluida, para lograr una muy emotiva vitoria por 4 a 3.    
  Después de sus tres años con nosotros retornó a la Liga alemana, al Werder Bremen, donde jugó muchas más temporadas, a muy alto nivel. En concreto, doce más, retirándose a finales de la 96-97, con cuarenta y un años cumplidos y habiéndose convertido en el cuarto jugador de todos los tiempos en haber jugado más partidos en dicha Liga, con 546. Probablemente la experiencia y calidad adquiridas en España le valieron para despuntar durante tantísimos años como lo que se le presuponía a su llegada a nuestro país, es decir, como un gran centrocampista de toque y organizador, con un nivel técnico superior a la mayoría de sus compañeros de competición, pero no exento de la proverbial fortaleza física germana.
  Hoy en día Miroslav Votava no es muy recordado por los jóvenes aficionados. Pero a aquellos más veteranos que tuvimos la suerte de poder disfrutar de su fortaleza y disciplina nos dejó un muy grato y profundo recuerdo. 


JOSÉ MIGUEL AVELLO LÓPEZ

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