martes, 3 de abril de 2012

UNA DE CINE

UNA DE CINE.

  Fútbol y cine. Dos actividades de la vida que rara vez aparecen unidas. Y que sin embargo los amantes de ambas desearíamos que se acercaran con más frecuencia y efectividad. En el artículo de hoy me propongo hacer un breve recorrido sobre aquellas películas que hagan referencia no al fútbol en general, sino al Atlético de Madrid en particular. No son muchas, al menos yo no tengo muchas catalogadas. Y además, evidentemente en ninguna de ellas se trata de la temática principal, sino meras alusiones tangenciales. Cualquier aportación y/o adición a las que aquí voy a repasar sería muy bien recibida.
  Como introducción previa, cabe resaltar que el escaso número existente de películas sobre fútbol se debe a ser un deporte que tradicionalmente no ha encontrado un fuerte arraigo popular en los Estados Unidos y, por ende, en la meca del Cine, Hollywood. A diferencia de otros deportes genuinamente yanquis, donde sí se ha conseguido trasladar a la pantalla la emoción y esencia del juego, como el béisbol, el fútbol americano, el boxeo, el baloncesto o incluso el hockey hielo. En un breve y somero repaso, y siempre desde el punto de vista de mis gustos personales, expongo las principales películas sobre dichos deportes (lo que no quiere decir que a mí me gusten, aunque sí la mayoría de ellas). En mi opinión, las dos mejores sobre béisbol son “El orgullo de los yanquis”, de Sam Wood, 1942, con Gary Cooper, y “Ellas dan el golpe” (absurda traducción española para el título original de “A league of their own”, que se podría traducir como “Su propia liga”, y que es mucho más coherente con la temática de la película), de Penny Marshall, 1992, con Tom Hanks y Geena Davis.
  Sobre fútbol americano, destacan, si bien en la primera de ellas en una referencia circunstancial: “En bandeja de plata”, del maestro Billy Wilder, 1966, con Jack Lemmon y Walter Matthau, y “Un domingo cualquiera”, de Oliver Stone, 1999, con Al Pacino. Sobre boxeo, además de la saga de “Rocky” (algunas de ellas son muy buenas; recordemos que la primera, de John G. Avildsen, ganó el Oscar a mejor película en 1976), destaca “Toro Salvaje”, de Martin Scorsese, 1980, con Robert de Niro, y un sinfín de películas de cine negro que se introducen en el mundillo de las entonces doce (ahora dieciséis) cuerdas. Sobre baloncesto, estimo que la principal podría ser “Hoosiers, más que ídolos”, de Davis Anspaugh, 1986, con Gene Hackman. Y sobre hockey hielo, en tono de comedia muy bufa y desaforada, pero logrando traspasar la pantalla en cuanto a la esencia del juego, creo que merece citarse “El castañazo”, de George Roy Hill, 1977, con Paul Newman. En todas ellas se logra plasmar y traducir la grandeza del deporte en cuestión, resaltando su emotividad, sus virtudes de apego al público, así como sus puntos sucios y oscuros.
  Sin embargo, remarco que no existe ninguna película estadounidense relevante sobre fútbol, si acaso con la excepción que luego veremos. Son algo más frecuentes en el ámbito europeo, donde es un deporte mucho más integrado en la cultura popular y en la sociedad. Pero a su vez, en España y en Europa chocan contra otro obstáculo de consideración, cual es el recelo, la desconfianza y el desapego con que tradicional y recurrentemente la élite intelectual observa el deporte en general y el fútbol en particular, considerándolo actividades alejadas de poder elevar el espíritu humano. Afortunadamente, parece que esa concepción trasnochada y obsoleta está desapareciendo, y cada vez son más los intelectuales que sin ningún tipo de ambage reconocen que les gusta el fútbol y que disfrutan y vibran con él, como lo hace el resto de los mortales.
  Esta es unas de las principales tesis mantenidas, que comparto plenamente, en el excelente libro, altamente recomendable, “Fútbol y Cine”, de Carlos Marañón (hijo del que en los años setenta fuera extremo izquierdo del Real Madrid, Español y Selección española, donde llegó a jugar cuatro partidos, siendo uno de los pocos jugadores que se quedó sin jugar tras acudir al Mundial de Argentina 78, Rafael Marañón). También en dicho libro, y además con mayor énfasis en otro reciente del mismo autor, “Un partido de leyenda”, monográfico sobre el filme, se defiende como principal película sobre fútbol la estadounidense (la excepción que antes anunciábamos) “Evasión o victoria”, de John Huston, 1981, con Michael Caine, Sylvester Stallone, Max Von Sydow y diversos futbolistas metidos circunstancialmente a actores, como Pelé, Ardiles, Bobby Moore, Thorensen o Wark. También comparto eso plenamente. Y si no la mejor, que siempre habrá voces discordantes, es indudable que al menos la más famosa. Cierto es que, como en el prólogo del libro primeramente citado señala Santiago Segurola, las escenas de fútbol están rodadas en un tono grotesco o caricaturesco, sin lograr incluir plenamente la excelencia del juego. Pero sí logra plasmar no obstante la emoción y la emotividad de un juego tan hermoso como es el fútbol. Además, considero que se trata de una película que envejece cada vez mejor, y que las nuevas generaciones que van accediendo a ella se sienten igual de subyugados, sino más, que los que la gozamos en su estreno, tanto por su lenguaje estrictamente cinematográfico como por el futbolístico (¡inolvidables tanto la chilena de Pelé como, sobre todo para mí, el inverosímil regate de Ardiles!).
  Y tras esta introducción, que no sé si era imprescindible, como siempre se dice de todas las introducciones, pero que a mí me apetecía hacerla, volvemos al punto anunciado al principio de este artículo: películas en las que salga, se mencione o se haga referencia al Atlético de Madrid. Como es obvio, todas son españolas. Yo recuerdo las siguientes, por orden estrictamente cronológico:     
  En primer lugar, “El destino se disculpa”, de José Luis Sáenz de Heredia, de 1945, basada en un cuento de Wenceslao Fernández- Florez. Se trata de dos amigos, uno dramaturgo (Rafael Durán) y otro actor (Fernando Fernán-Gómez), que representa en la escena los dramas que escribe el primero, que ante su estrepitoso éxito en la ciudad provinciana en la que viven se trasladan a Madrid para alcanzarlo también en la capital. Huelga decir que no lo consiguen. Sin embargo, el primero sí que lo obtiene, pero en otra faceta, la de comentarista radiofónico, por mera casualidad. Se le pegan unos papeles en la suela del zapato que resultan ser unas entradas para un reñido derbi entre nuestro equipo y el Real Madrid. Al comentarista que cubría para la radio el evento a pie de campo, tras la línea de banda, un inoportuno pelotazo le deja inconsciente, por lo que el personaje de Rafael Durán recoge voluntariamente el micrófono y narra lo que resta del partido con tal vehemencia e intensidad que es inmediatamente contratado por la emisora. Y cabría añadir con tal parcialidad puesto que su personaje, sin ningún tipo de disimulo, se muestra claramente favorable al equipo blanco. Supongo que por instrucción tajante del director de la película, que era un furibundo madridista. Por cierto, todas las tomas se centran en primeros planos del actor, no apareciendo en pantalla lance alguno del juego. La trama continúa con un desarrollo fantasioso que no se va a desvelar aquí, pero que la convierte en una excelente película.
  En segundo lugar, recuerdo “El fenómeno”, de José María Elorrieta, 1956, de nuevo con Fernando Fernán-Gómez como actor principal. En esta ocasión, el argumento versa sobre un catedrático de la Universidad de Frankfurt que, a su llegada al aeropuerto de Madrid, es confundido con un famoso jugador ruso recientemente fichado por un imaginario equipo madrileño. Obligado a entrenar y jugar un personaje que desconoce todo sobre este deporte, da lugar a unas hilarantes situaciones, no desprovistas de lecciones éticas y morales (en la trama se introducen sobornos a compañeros de equipo). En ningún momento se menta el nombre de nuestro equipo, pero en el cartel de la película el actor principal aparece vestido con una camiseta a rayas rojas y blancas. Y en el desarrollo, se mezcla en primer lugar vestido de calle, en escenas que parecen filmadas con cámara oculta, con espectadores que acuden al estadio Metropolitano, y más tarde, ya ataviado de futbolista, se acerca en los prolegómenos del partido y se hace fotos con los auténticos jugadores del Atlético de Madrid. Los seguidores más veteranos pueden jugar a reconocer a los que allí aparecen.
  Dando un gran salto en el tiempo, llegamos a diferentes películas de la misma época, todas ellas dirigidas por un insigne atlético, José Luis Garci. Como parte de su pasión rojiblanca, parece jugar a incluir referencias atléticas en la casi totalidad de sus obras, al menos en su época inicial. En la primera de ellas, “Asignatura pendiente”, del año 1977, no se plasma en pantalla escena futbolera alguna, pero el personaje del abogado que representa José Sacristán recuerda en varios momentos que acude todos los domingos de fútbol en compañía de su hijo a los partidos que disputa el Atlético de Madrid.
   En “Las verdes praderas”, de 1979, el personaje de Alfredo Landa oye por la radio mientras trabaja en su chalet de la sierra en domingo por la tarde un reñido derbi entre los eternos rivales madrileños, con expresas referencias a figuras de la época como Leivinha. 
  La siguiente es la oscarizada “Volver a empezar”, del año 1982, donde Garci reúne dos de sus grandes pasiones: Asturias y el Atlético de Madrid. Recordemos que la película trata de un científico español (Antonio Ferrandis), exiliado en Estados Unidos que, ante la detección de un cáncer terminal, decide visitar la ciudad de Gijón, donde se encuentran sus compañeros (José Bódalo) y su amada (Encarna Paso) de juventud. También aparecen en papeles no protagonistas, pero memorables, Agustín González y Gabino Diego. Como el personaje de Ferrandis fue en sus años mozos jugador del Sporting de Gijón, además de dar una charla a sus actuales componentes, entre los que aparecen en la pantalla jugadores como Maceda o entrenadores como Novoa o Vicente Miera (que luego, al paso de los años, sería entrenador nuestro durante media temporada, la 1986-87), acude a presenciar un partido entre ese equipo rojiblanco y el nuestro, que por coincidencia obvia de colores viste camiseta roja. En un estadio “El Molinón” en obras con motivo del inminente Mundial de España 82, se ruedan escenas reales de fútbol, apareciendo jugadores nuestros como Marcos o Rubio. El partido se celebró realmente el día dieciocho de octubre de mil novecientos ochenta y uno, jornada sexta de Liga, y concluyó con victoria sportinguista por tres goles a dos, marcando nosotros en primer lugar, obra de Ruiz, remontando el ariete portugués Gomes con dos goles, después el mediocampista Joaquín (futuro mundialista en España 82) hizo el 3-1 en un flagrante error de nuestro guardameta Aguinaga, descontó Mínguez e hizo el definitivo 3 a 2, para concluir el partido marrando Dirceu un penalti que hubiera supuesto el empate a tres.
  En “El crack 2”, de 1983, aparece en la emotiva escena en la que se arrojan las cenizas de “El Moro” (Miguel Rellán) al río Manzanares el estadio Vicente Calderón, en una preciosa toma urbana nocturna tan característica de su autor. Y además, mientras el propio personaje y Alfredo Landa efectúan una labor de investigación en el Templo de Debod, mantienen para disimular una animada charla sobre una de las leyendas rojiblancas, el delantero Escudero.
  Poco después, en 1984, Garci rueda otra excelente película, “Sesión continua”, cine dentro del cine, donde se muestra a un guionista (Adolfo Marsillach) y un director (Jesús Puente) que trabajan para un productor cascarrabias (José Bódalo), en el proceso creativo de su nueva obra. En un episodio de la película, los dos protagonistas principales acuden al palco del estadio Vicente Calderón, a presenciar un partido contra el Real Madrid. Salen también en pantalla algunas breves secuencias de nuestro estadio y del partido, el cual se celebró realmente el día veintitrés de enero de mil novecientos ochenta y tres (al ser pleno invierno, los personajes aparecen fuertemente abrigados), jornada vigésimo-primera de Liga y concluyó con empate a cero. Acudí al mismo, y puedo atestiguar que fue un encuentro soporífero.      
  Dejando atrás a Garci, también se puede agregar a esta lista una película de Pedro Almodóvar, “Carne trémula”, del año 1997. No tiene ninguna temática futbolística, pero en una escena que comienza siendo dramática y concluye siendo sin solución de continuidad cómica (inconfundible característica almodovariana), el personaje de Javier Bardem interrumpe la lucha cuerpo a cuerpo que mantenía con un rival para contemplar ambos extasiados en una televisión encendida el gol que el Atlético de Madrid endosó al Barcelona, por parte de Roberto Fresnedoso, después del celebérrimo regate de Caminero a Nadal, el día veinte de abril de mil novecientos noventa y seis, en la jornada trigésimo-séptima de Liga (esa temporada hubo cuarenta y dos), concluyendo el partido con victoria rojiblanca por uno, gol de Jordi Cruyff, a tres, añadiendo el segundo gol Vizcaíno y el tercero Biagini, en una victoria que prácticamente dejó sentenciada la Liga a nuestro favor en la temporada del doblete.
  Y para finalizar, el club Atlético de Madrid es casi un personaje más en la saga (de hasta ahora cuatro películas) del detective Torrente, el brazo tonto de la Ley. Incluso en la cuarta sale como actor el entonces jugador atlético Kun Agüero.
  Concluyo reiterando algo que ya apunté al inicio del artículo. Me agradaría sobremanera que cualquiera pudiera suministrar información añadida para aumentar la lista de estas películas en las que nuestro club haya podido de alguna forma, directa o indirecta, o incluso episódicamente, ser estrella del Cine.
  Postdata: después de tener concluido el artículo, he encontrado leyendo el blog amigo “elfutbloglin” otra película más, aún sin estrenar en España, pero que parece ser altamente recomendable: “Larbi, o el destino de un gran futbolista”, coproducción del año 2011 entre Marruecos, Francia y España, en la que se desgrana la vida y leyenda de Larbi Ben Barek, una de las figuras míticas de nuestro club en los años 50. Estoy deseando verla.
JOSÉ MIGUEL AVELLO LÓPEZ



















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